El concepto de desempleo en México ha sido cuestionado ampliamente debido a su definición tan estrecha que no logra capturar la realidad del mercado laboral en el país. Siendo uno de los mayores retos de los países, el desempleo está ampliamente relacionado con otros problemas socioeconómicos como la pobreza, ya que el empleo, determina el ingreso de las familias y da la oportunidad de acceder a prestaciones laborales relacionadas con la seguridad social.
El desempleo, que está influenciado por diversos factores, involucra variables macroeconómicas como la inflación y el crecimiento económico en el país, pero también cuestiones demográficas y sociales. Difiere en cuanto a la actividad económica o sector y presenta una mayor desigualdad en el mercado laboral para las mujeres, las personas jóvenes y por nivel de educación.
La pandemia evidenció mucho estas brechas y agregó la dificultad para acceder a un trabajo bien remunerado, que fuera flexible para trabajar desde el hogar y perteneciera a un sector que pudiera recuperarse rápidamente de la crisis. Además dejó entrever las complicaciones de las nuevas generaciones para incorporarse al mercado de trabajo, sobre todo, para aquellas personas que concluyen sus estudios profesionales.
El desajuste entre la oferta y la demanda de profesionistas en el mercado laboral ha sido identificado en México a partir de la década de los 90′s. La cifra más reciente del mes de abril del 2022 muestra que la tasa de desocupación para las personas que estudiaron educación media superior y superior es de 53.85 por ciento, superando 15 veces la tasa de desempleo de las personas con primaria completada.
Esta limitación de las personas con estudios más avanzados para incorporarse al mercado de trabajo resulta de varios problemas estructurales y coyunturales en nuestro país. La primera es que, mientras la participación porcentual de trabajadores con baja escolaridad disminuya, aumenta la participación de aquella con estudios superiores, ocasionando que en contextos urbanos, el mercado laboral sea más competitivo para los puestos a los que se aspiran, exigiendo mayores credenciales y requerimientos de experiencia.
Otra causa es la situación económica del país como requisito para aumentar el número de empleos. La crisis derivada por la pandemia repercutió directamente en el empleo, alcanzando cifras de hasta 12 millones de personas que dejaron de percibir ingresos. Aunque se menciona que dichos empleos ya fueron recuperados, no se traduce necesariamente en un mayor calidad de empleos.
A esto hay que agregar la modificación de las formas de trabajo ante la expansión digital. Con la llegada de la pandemia, se abrió la posibilidad de trabajar a distancia, que si bien podría ser una oportunidad de conseguir alguna oferta en el exterior, también implica mayor competencia en el mercado interior y el desarrollo de nuevas habilidades que implican mayor costo educativo.
Las consecuencias de este panorama aumentan la probabilidad de ocupación de profesionistas en áreas que no corresponden a su formación. En 2021, de acuerdo con el Observatorio Laboral del Sitema Nacional de Empleo, el 21.8 por ciento de los profesionistas trabajaron en actividades que no eran afines a sus estudios realizados o estuvieran por debajo de su nivel de formación.
Además, los crecientes niveles de rotación de empleo evidencían la búsqueda de mejores oportunidades laborales, pero también originan una fuga de talento del país que toma como oportunidad los modelos de trabajo flexible y a distancia en otras partes del mundo. Representa además un riesgo inminente tanto para las personas como para las finanzas públicas, si las nuevas modalidades de trabajo como el trabajo por cuenta propia, la rotación y la informalidad, no aseguran prestaciones laborales que permitan el ahorro para el retiro.
Estos datos pueden ser desalentadores para aquellos estudiantes que se encuentran próximos a graduarse o en búsqueda de incorporarse al mercado de trabajo. Sin embargo, aun cuando las condiciones laborales se han vuelto más difíciles para los profesionistas, un mayor nivel educativo sigue brindando la posibilidad de percibir mayores ingresos. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del 2020, en promedio, estudiar o haber estudiado una carrera profesional, brinda la posibilidad de ganar 3.3 veces mensualmente más que alguien que solo terminó la primaria; y estudiar un posgrado duplica el ingreso medio de alguien que sólo terminó su carrera profesional.
¿Cuales serían nuestras recomendaciones finales? Lo primero que debemos tomar en cuenta es que las personas con mayores niveles educativos no caen en el desempleo porque así lo decidan. Partiendo de eso, quiza una especialización, un posgrado, el adquirir una nueva habilidad o idioma, aumentaría las probabilidades de emplearse con los niveles de sueldo que los profesionistas requieren. Otra recomendación es emprender. Las posibilidades de abrir oportunidades por cuenta propia y para los demás, es deseable en una sociedad con una estructura social como la nuestra, pero tratar de evitar a toda costa la informalidad.
Verónica Márquez es estudiante de sexto semestre de doble titulación en Economía y Relaciones Internacionales, del Tecnológico de Monterrey. Su correo es a00827782@tec.mx. Eduardo Carbajal es profesor de Economía y Finanzas del Tecnológico de Monterrey. Su correo es edcarbaj@tec.mx
